domingo, 29 de diciembre de 2013

Capítulo 1- Evan.

Estaba mareado.
Todo se movía a mi alrededor y había muchos colores que bailaban dentro del pub. La música estridente que llevaba sonando toda la noche ahora llegaba a mis oídos como si estuvieran taponados. No sabía cuantas cervezas llevaba, ni cuanto dinero había gastado.

Miré el reloj, pero no conseguía entender la hora que era porque los números también estaban bailando, aunque supuse que ya era hora de que me tomase ese café.
Salí del pub, cogí un bus nocturno y me fui a casa.
Creo que me pasé media hora intentando abrir la puerta de mi casa, porque no había luz y no veía nada. Por otra parte, todo estaba borroso, y la llave se hundía en el aire cuando yo pretendía que entrase en la cerradura.
Cuando finalmente conseguí abrir, me preparé un café (sin saber muy bien como lo conseguí).
Mi padre debía de estar durmiendo profundamente y no se enteró de nada, porque en cuanto me bebí el café empecé a vomitar violentamente sobre la pileta de la cocina todo el alcohol que llevaba dentro, y la garganta me escocía.
Sentía como si el alcohol fuesen mil demonios que me rajaban la garganta desde dentro creándome un dolor insoportable cuando salían por mi boca. Ya podría estar desangrándome.

Cuando estuve vacío, me sentí muy débil y necesitaba dormir. Las cosas ya no daban vueltas, pero mi cabeza iba a explotar.
Me metí una aspirina en la boca, bebí un vaso de agua y subí como pude las escaleras hasta mi cuarto, para dormir hasta que sonase el despertador, que no sería mucho tiempo porque eran las 5 de la mañana.
Al día siguiente tenía un horrible dolor de cabeza,  aunque después de todo lo que bebí era normal.
Pillé lo primero que encontré. Una sudadera ancha y unos vaqueros. Cogí los libros, los metí en la mochila y en pocos minutos estuve listo para irme.
Cuando iba a salir por la puerta, mi padre llamó desde la cocina.

-¿No vas a desayunar, niño? ¿O ahora eres anorexico? - dijo con un tono burlón que me pone de los nervios.

-Cállate, Brad. No soy un puto niño.

La verdad yo nunca llamaba a mi padre "papá".  Siempre le llamaba por su nombre cuando hablamos, y eso rara vez ocurría. Cuando hablaba con otras personas sobre él también le llamaba "Brad".
Yo no sentía que fuese mi padre.
Para mi, eso era como cuando llamas "cariño" a una persona que no amas, un burdo engaño, y a mi no me gustaba mentir. ¿Para qué? ¿En que ayudaría?
Para mi, yo no tenía padre.

Salí de casa dando un portazo. Me compré un croissant en una tienda cercana y cogí el bus para el instituto. Como siempre, algunas personas me miraron mal al subir, pero a mi me da igual, porque yo tampoco pienso nada agradable sobre ellos.
En clase me dieron la nota de un examen que había tenido la semana pasada. Saqué un 9, siendo la nota más alta de mi clase.
Realmente, y aunque no lo parezca, se me daban bien los estudios.
En el recreo fui a ver a Paul.
Paul era la persona más cercana a mi que había. No se puede decir que fuese mi amigo, pero sí que era
 la persona con la que más hablaba.
Paul...era el chico que me vendía la maria o lo que yo quisiera consumir.
Quedé con él por la noche para que me vendiese unos cuantos gramos y después volví a clase.

Durante esas horas en clase pensé en que Paul opina lo mismo que los demás sobre mi. Yo solo era el pobre chico que no tenía amigos, que tenía problemas con el alcohol y algunas otras drogas. Era el chico con la madre que...
Sonó el timbre para irnos a casa, y lo agradecí, porque estaba volviendo a pensar en mamá y quería pararlo.

No quise volver a casa después de clase. No quería ver a Brad tan pronto, así que me compré un bocadillo y una coca-cola en una tienda para comer.
Cuando terminé seguía sin ganas de volver a casa, así que me fui a una biblioteca para usar un ordenador.
Decidí hacerle un poco de caso a los blogs a los que seguía, así que me puse a leer algunos. Había uno de una chica que se llama Samantha que era bastante bueno.
Cuando estaba leyendo una de sus entradas, una chica bastante guapa de pelo castaño que parecía de mi edad entró en la biblioteca. Me extrañó bastante, porque esto casi siempre está vacío.
La chica iba muy abrigada, cosa que me extrañó también, porque no hacía tanto frío, aunque estuviesemos en diciembre. Tal vez estaba enferma, ni idea, de todos modos no era cosa mía.
La chica se sentó a utilizar un ordenador en la otra punta de la biblioteca, y yo seguí a lo mío.
Minutos después vi que esa chica llamada Samantha tenía una entrada nueva, y cuando terminé de leerla, me pareció tan peculiar que decidí dejarle un comentario.

No tenía ni idea de quien era Samantha, los años que tenía, en donde vivía o como era, pero me resultaba fácil comprenderla. Esperaba encontrar algún día una persona como ella.

1 comentario:

  1. Sí, definitivamente me gusta Evan. Espero que haya más personajes principales a parte de los dos protagonistas. La única pega que le vi al capítulo es que Evan se acuesta a dormir y en el renglón siguiente ya justo te lleva a la mañana siguiente. Fue como muy abrupto entre que se duerme y se despierta. Es cuestión de estética más que de otra cosa creo, osea si dejas un espacio entre las dos frases ya el lector sin darse cuenta hace la pausa y asimila mejor lo que pasó.

    NECESITO UNA DESCRIPCIÓN DEL FÍSICO DE LOS PERSONAJES POR FAVOR T_T Espero verla en futuros capis ~
    Tenéis que introducir un personaje alegre y feliz por favor, si no me temo que va a ser todo muy deprimente XD
    Tengo curiosidad por saber qué le pasó a su madre, supongo que murió. (¿Suicidio?)
    Lo que más me gusta de los capítulos de Evan es que no son sus constantes pensamientos de auto-compasión lo que te hacen empatizar con el personaje, sino las acciones. Cuando se descubre que la persona más cercana a él es su camello, eso ya de por sí fue triste y no tuvimos un monólogo interior de Evan diciendo la mierda que era su vida. Me gusta eso. Creo que se nota que me gusta el personaje jajajaja además tiene carácter, sí señor.
    PD: Morí con los números que bailaban del reloj.

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